De todo se aprende si......
- SAM
- 1 nov 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 nov 2024
Ya te he contado en alguna ocasión que suelo ir a un club deportivo a entrenar y relajarme.
No hay rutina mejor, entrenar y relajarse.
Bien, pues hoy te traigo una historia calentita del club.
Eso si, lo que te voy a contar ahora tiene su riesgo, si lo pruebas te recomiendo que lo hagas con cuidado.
Lo último que quiero es que te lesiones por leer algo aquí.
Yo, ya te he avisado.
Te cuento....
El domingo, como siempre hago al entrar, recogí las toallas de rigor, (la grande, la pequeña) y directo al vestuario.
Había poca gente y eso siempre se agradecer.
Uno cambiándose.
Otro peinándose.
Otro mirando el móvil.
Y poco más.
Precisamente este último, el del móvil, me llamó la atención.
¿Por qué era calvo?
No, por eso no.
Porque estaba recién salido de la ducha, mojado, con una toalla minúscula a la cintura y mirando el móvil hipnotizado.
Bien, te puedes hacer una idea de la estampa.
Vale.
Yo a lo mío.
Zapatillas, ropa cómoda, botella de agua, mochila a la taquilla y listo.
Preparado para entrenar!!!
Me agaché a atarme los cordones y me explotó la cabeza....
No te imaginas lo que vi al levantar la cabeza.
Vi como el calvo (el del móvil) mojado y con la toalla en la cintura, se acercaba a la zona de secadores.
Si.
Como te lo cuento.
A la zona de los secadores.
Atención!!!
Yo a la expectativa, a ver que hace.
¿Irá a cargar el móvil?
¿Le faltará cobertura?
Pues no, nada de eso...
El tío, ni corto ni perezoso cogió uno de los secadores, flexionó su tronco como haciendo un ejercicio de estiramiento y empezó a secar los pies.
Toma ya.
Si señor.
Como lo oyes.
Los pies.
Joder pensé, que maquina....
Mientras estira, aprovecha y se seca los pies con un secador, un grande.
Hace un dos por uno.
Estirar y secar.
Seca y estira.
No se puede pedir más, pensé.
Pero no, me equivoqué.
Lo mejor estaba aún por llegar....
De repente le veo que empieza a hacer movimientos raros de muñeca, para un lado y para el otro, para arriba y para abajo.
El aire caliente del secador bajaba a sus pies y luego subia a sus partes nobles.
Para arriba y para abajo.
Primero a los pies, luego a los huevos.
Seca por abajo, seca por arriba.
Yo agachado, disimulando, atando los cordones eternos, viendo como un calvo se secaba los pies y los huevos mientras estiraba con una maestría profesional.
Eso tiene que estar guay pensé y me marché.
(...)
Terminé de entrenar y me duché.
Lo que hice después, te lo puedes imaginar.
Un tres en uno.
Pd: Otro nivel, Maribel.
Pd2: Más flexible, más caliente, más contento.
Pd3: La toalla en la cintura aporta ese toque de intimidad que necesitas.
SAM
¡Construir la vida que deseas
está en tus manos!