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Amiga, no te necesito en mi vida

  • Foto del escritor: SAM
    SAM
  • 27 feb
  • 2 Min. de lectura

Hoy te contaré una historia que no es mía.


Me la contó una suscriptora en las cartas-café.


Es de esas historias apasionadas, viscerales y mierdosas que nos pasan a menudo, que incluso no reparamos en ellas hasta que una ulcera de estomago aparece en nuestras vidas para recordarnos que tragamos más de lo que deberíamos.


Te cuento....


Las amigas se juntan y disfrutan de la compañía o eso es lo que se espera cuando quedas con una amiga. El caso que la chica en cuestión (la suscriptora) recibió una llamada por teléfono para quedar esa misma tarde. Su amiga del alma le quería contar una cosa super importante. Tenía que ser hoy y tenía que ser en persona. No quería decirle nada por teléfono. Hoy, esa tarde, en persona.


Le dejó toda la mañana en vela, haciéndose mil preguntas.


¿Qué le pasará?


¿Qué será eso tan importante?


¿Será lo de su madre?


¿Lo de su novio?


¿Lo del curro?


No se lo quitó de la cabeza hasta que pudo quedar esa tarde con ella, en persona, solas, las dos.


(...)


Esa tarde a las cinco le tonto su gran problema.


(No lo voy a contar aquí, que no viene al caso)


Lo que sí viene al caso y por eso te traigo esta historia, es lo que pasó después, atenta....


Le dijo como lo veía ella. Como podía afrontar la situación. Porque debería cambiar su punto vista. Ampliar su marco mental y ver las cosas como son, no como le gustaría que fuesen. En resumen, que asuma su realidad y que pase página.


Le dio su opinión, sí.


Le dio su opinión y se enfadó.


Se enfadó con ella y se marchó.


Le dejó con la palabra en la boca.


Portazo al canto, agur benur.


Me piro vampiro.


Chao, bacalao.


No esperaba que una amiga le diera soluciones, no las necesitaba.


(...)


¿Cómo termina la historia?


Con una reflexión muy inteligente por parte de la suscriptora.


¿Sabes lo que creo? Que no le interesa lo que le digo. Quiere seguir con su dolor. Quiere que le siga consolándola como hasta ahora. No quiere soluciones. Quiere ser la victima y que yo sea su pañuelito. Si no le digo lo que ella quiere oír no me escucha y se marcha. Me deja con la palabra en la boca y no es la primera vez (...) mejor sola que mal acompañada.


A esto le llamo:


"El despertar"



SAM


¡Construir la vida que deseas

        está en tus manos!




 
 

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